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Edgardo Antonio Vigo (La Plata, 1928-1997) produjo una obra inabarcable y multidimensional. Máquinas inútiles, poesía experimental, xilografía, envíos de arte correo, obra tridimensional (o mejor, "cosas"), homenajes, revistas especializadas, textos críticos, récords de vida, señalamientos, arte (in)sonoro, sumado a todo el material que conservó de otrxs artistas. Todo este registro configura el mapa de un archivo interminable. Personaje de culto y artista de vanguardia, formó parte de una red de artistas alrededor del mundo enviando obras y textos por medio del servicio de correo postal: una verdadera internet analógica antes de la red de fibra óptica, dedicada a la circulación de arte, un cruce creativo y comunicacional fundamental para tramar la estética de una época. El presente trabajo colectivo participa de la práctica del discurso crítico, pero, sobre todo, de la curiosidad y la dedicación afectiva hacia la figura, ahora transfigurada, de Vigo. Gracias a un preciso y precioso trabajo de inmersión en el archivo, lxs autorxs cristalizan una investigación minuciosa que repone, dentro de su descomunal
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