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Este Breve diccionario de ventas, mesones, tabernas, vinos, comidas, maritornes y arrieros en tiempos de Cervantes, es fruto de la apasionada relación de su autor con los clásicos en general y con Cervantes muy en particular.



La elección de escribirlo en forma de diccionario tradicional, responde a la necesidad de dar cabida a la mayoría de los complejos mundos y a las increíbles palabras y dispares conceptos que compusieron el arte de comer y beber en el siglo de Oro y en un libro no demasiado voluminoso.



Un diccionario, tal y cómo está escrito el del licenciado don Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, nada menos que de 1611, es una verdadera obra literaria, a la vez que una delicia para el lector. Algo así es lo que se ha intentado con estas páginas: que puedan leerse con gusto y hasta con pasión y que sirvan a la vez de orientación y guía en ese complejo mundo que es la España de Cervantes.



El diccionario es un verdadero género literario. Poco estudiado, poco alabado. Pero se trata de un género literario. Y hemos seguido al pie de la letra el consejo de Voltaire, para quien un diccionario sin citas es un verdadero esqueleto.



Hoy, en países como Francia, existen diccionarios para todas las ocasiones, desde los juramentos hasta los gazapos, desde un período determinado de la literatura hasta de las palabras raras y olvidadas y caídas en desuso. Por no citar el de Flaubert, que quiso concentrar en un diccionario "la enciclopedia de la tontería humana". En este género literario debemos incluir estas páginas.