En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Mencía tiene una vida que no es la que había imaginado de joven: atrapada en una espiral de procrastinación, intrascendencia y evasiones, sale adelante como puede con un trabajo gris y precario, una madre pesadísima, una hermana caradura, el más total descontrol sobre su destino, borracheras y relaciones sexuales tan frecuentes como vacías y largas sesiones de psicoanálisis. Precisamente durante una de ellas, a comienzos del verano de 2025, su terapeuta le pide que escriba una carta a su yo del pasado para reconciliarse consigo misma. En principio, un simple desahogo para poner negro sobre blanco las frustraciones de una vida entera, si no fuera porque, la mañana siguiente, Mencía recibe en su móvil una contestación que parece provenir del pasado, de la Mencía de 1999. La correspondencia continúa y, con cada intercambio, la Mencía del presente se cuestiona cada vez más su realidad, la vida que ha construido y el camino que la ha llevado a ser quien es. Bajo un humor incisivo, salpicado de situaciones absurdas, parodia de la vida urbana contemporánea, Todas las guerras empiezan en verano es una exploración íntima y despiadada del vacío existencial de una generación atrapada entre el deber y el deseo, entre la nostalgia y el desencanto.
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