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Teresa Prieto, una joven sin perspectivas de futuro, se ve obligada a aceptar un puesto de agente inmobiliaria en la empresa que dirige su tío Esteban. Él le propone un reto muy complicado de llevar a cabo: reformar y vender un pequeño piso en un período máximo de ejecución excesivamente reducido para la época en que se sitúa la historia.

Los 242 días de Teresa Prieto es una historia de superación, de caídas y logros inesperados. Al igual que en sus dos novelas anteriores —La extraña desaparición de Carolina Santomé y Reescribiendo a Sofía (Letra r Editorial)— se aprecia el estilo característico de Maria José Viz: rasgos tan llamativos como el sorpresivo final, dentro de un marco de cotidianeidad cercana, logra sobredimensionar las contradicciones del ser humano. María José Viz ahonda, aquí, en una de sus temáticas favoritas: el análisis psicológico de los personajes, llegando a plasmar, con comedida crudeza, las emociones que, indudablemente, sensibilizarán al lector o lectora, sin olvidarnos tampoco del halo de misterio, sostenido a lo largo de la obra, junto a pinceladas de humor, con las que la autora aligera el tono, dentro de una atmósfera de marcado desasosiego.