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La publicidad se erige como un discurso sobre el género. Lo masculino y lo femenino, lo propio de él, la definición de ella, reciben una revisión constante en los anuncios. Desde que existe la publicidad, en sus mensajes se ha inmiscuido una valoración, una propuesta o interpretación de lo femenino y lo masculino. Ese establecimiento de las características, espacios o atributos de cada género responde a un compendio de causas sociales alejadas de la evidente diferenciación biológica. Ideología, costumbre, prejuicio, admiración, subjetividad o proyección son algunas de las cuñas que interceden en esas interpretaciones. La II República Española constituye un período singular en la historia social del género en España. Los avances políticos, legales y sociales en pro de la igualdad entre hombres y mujeres fueron más notables y rápidos que los conseguidos en otras épocas de la historia de España. Resulta interesante estudiar en este período la confluencia de dos ámbitos de naturaleza eminentemente sociocultural como son la publicidad y la cuestión del género, conformados ambos para un tiempo y un lugar.
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