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La idea de Paul Lafargue de que los filántropos son ricos que roban al por mayor para luego devolver al detalle ha seguido vigente en distintas corrientes políticas y filosóficas que rechazan la filantropía al considerarla una forma de caridad contrapuesta a cualquier noción de justicia social. Frente a esta impugnación total, desde un posicionamiento crítico pero posibilista, este libro reivindica una filantropía bastarda, es decir, capaz de construirse contra su propia genealogía, de revisar su relación con el capitalismo depredador y de desarrollar modelos de economía social que la lleven a deshacerse de su legado patriarcal y colonial. Carlos Almela repasa las formas y figuras filantrópicas históricas, de Andrew Carnegie a Bill Gates o Juan March, y esboza una panorámica de la filantropía en Europa y en España, pero, sobre todo, rastrea algunos avances recientes y ofrece propuestas para la consolidación de un mecenazgo que trabaje en alianza con los movimientos sociales, las huelgas, las revueltas y las luchas populares, feministas y ecologistas; una filantropía que puede funcionar como motor de cambio social.
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