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Federico Martín Bahamontes, el Águila de Toledo, es considerado por muchos como el mejor escalador de la historia del ciclismo. El primer español en ganar el Tour de Francia y seis veces campeón de la agotadora clasificación de la montaña, se convirtió en un héroe nacional en una España que trataba de recuperarse después de la devastación y las atrocidades de la Guerra Civil. De hecho, su éxito se debió en gran parte a la guerra. Cuando la rebelión nacionalista del General Franco se alzó frente a la República elegida democráticamente en 1936, vastas zonas del país quedaron empobrecidas y desesperadas. Al borde de la inanición, el joven Bahamontes se dedicó al ciclismo como un medio para vender productos del mercado negro, antes de darse cuenta de que el deporte le ofrecía un futuro más lucrativo. Siguió una impresionante carrera amateur, que lo llevó a su debut en el Tour en 1954, cuando ganó la clasificación de la montaña en su primer intento. El éxito y un estilo de correr carismático, pero temperamental, le dieron fama en casa y en el extranjero, así como controversia. Hoy, a pesar de su apropiación por
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