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En un momento u otro de la vida, durante períodos de tiempo más o menos prolongados, todos nos vemos obligados a cocinar para un solo comensal: nosotros mismos. En ese preciso instante descubrimos que el mundo en general y los libros de recetas en particular parecen dirigidos más al cocinero de un batallón que a una persona que come o cena sola. Echar en la sartén cualquier cosa que parezca comestible, atiborrarse a pizzas prefabricadas o abrir la nevera y encontrar apenas un limón seco exprimido son algunos de los panoramas hechos a la medida de los recién divorciados, los solteros o los estudiantes que han llegado a convertir su propia cocina en un terreno baldío. En la mayoría de los casos, el resultado acaba siendo dietas desequilibradas, platos aburridos, carencias de nutrientes básicos, frituras que engordan, bocadillos de chorizo, sopas de sobre y latas de conserva. Para terminar con la maldición de los paladares solitarios, Cocinar para uno mismo busca la forma de impedir el caos gastronómico y organizar con rapidez un menú rico en sabores que, además de sano, resulte económico y fácil de realizar.
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