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«Hay miedo a ser libres, a arriesgarse, a tener coraje. Mírame a los ojos: hoy el coraje es una mercancía de lujo, una extravagancia de la que todo el mundo se ríe y que tacha de locura». Con las ruinas del Word Trade Center de Nueva York todavía humeantes, Oriana Fallaci escribió un manifiesto doloroso e indignado, La rabia y el orgullo. Tres años después, tras los atentados de Londres y Madrid, después de la invasión de Afganistán e Irak, redactó La fuerza de la razón, una reflexión sobre el avance del totalitarismo islamista y la sumisión de Occidente en nombre de una mal entendida corrección política. Más allá de aquel contexto, la denuncia pionera de Fallaci conserva toda su actualidad como denuncia del avance de las fuerzas fundamentalistas y dictatoriales ante el complejo occidental. El coraje que necesitamos rescata aquellos textos como advertencia de la amenaza permanente y existencial a la libertad de expresión, la autonomía individual y la igualdad de derechos, a los valores más elementales de la democracia en Europa y en América, en el inconfundible estilo de una periodista celebérrima e indomable.
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