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Un ensayo poético y personal cuya galería de alados protagonistas mitológicos, divinos y terrenales nos recuerda en sus diversas formas el poderoso vínculo entre la naturaleza humana y la trascendencia del mundo espiritual. Desde que aprendimos a pintar, los humanos hemos representado aves: en las cuevas prehistóricas de Europa, en los sepulcros africanos, en las tumbas gélidas del Ártico. Los pájaros han encarnado a dioses y han inspirado a chamanes. Ellos, y por extensión todos los seres alados mitológicos, han sido el eslabón entre nuestro mundo y lo sagrado. La literatura y el arte han utilizado a las criaturas aladas como imagen poética, metáfora de libertad u objeto de contemplación de la belleza pura. Los alados son, simbólicamente, los mensajeros entre lo divino y lo humano, una filiación que desciende del espíritu a la carne. O, al revés, que desde la tierra nos ayuda a despegar y nos impulsa hacia la trascendencia. La autora sigue en este ensayo lírico un hilo invisible, que ya ha sido intuido por filósofos, antropólogos, artistas y poetas, para trazar, entre lindes oníricas e imágenes mitológicas,
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