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En la cima de su carrera como narradora, con una quincena de libros publicados y alcanzada la gloria literaria con La edad de la inocencia, Edith Wharton hizo un alto en el camino y decidió sintetizar las leyes del arte de escribir en prosa y sus peligros. Al lector acostumbrado hoy a enfrentarse a novelas llamadas «modernas» le sorprenderá que a Wharton le preocuparan hace un siglo asuntos con los que autores, críticos y editores no han dejado de pelearse desde entonces. Sus reflexiones dan vueltas a lo que, según ella, eran las características que hacían de la prosa un arte: la verosimilitud, la elección de un tema al alcance de las capacidades del autor... pero también la obligación del trabajo continuo y la exigencia de estar siempre alerta para controlar «los bandazos a los que lleva la inspiración». Aun cien años después de su publicación original, las reflexiones de Wharton contenidas en este libro convertido ya en un clásico de la crítica y la reflexión literaria no han perdido un solo ápice de actualidad, ni de fuerza, ni de precisión en cuanto brújula para lectores y, sobre todo, escritores o aspirantes a serlo.
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