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La educación debería consistir en un proceso contínuo desde el nacimiento hasta la muerte. Es un proceso que consiste esencialmente en reconciliar los elementos humanos y los elementos divinos en la constitución del ser humano. Justas relaciones entre Dios y el hombre, el espíritu y la materia, el todo y la parte, tal debe ser el objetivo primordial de las técnicas educativas. De entre los temas especializados incluidos en estos libros de Alice Bailey y el Tibetano, la educación es de primordial importancia. Hoy estamos perdiendo la tendencia a asociar educación sólo con la instrucción de los jóvenes y con materias académicas. La educación es, o debería ser, un proceso continuo desde el nacimiento hasta la muerte, que concierne no tanto a la adquisición de conocimientos como a la expansión de conciencia. El conocimiento por sí mismo es un callejón sin salida, a menos que actúe en relación con el entorno, las responsabilidades sociales, las tendencias históricas, las condiciones humanas y mundiales, y, por encima de todo, con la evolución de la conciencia que conlleva la inmensidad infinita de un universo des
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