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No es necesario tener dieciséis años para ser madre y no ser mujer. También las hay de treinta y cinco, veintiocho o cuarenta y dos, se trata de un problema lógico y no cronológico, si bien es más sencillo reconocerlo en las adolescentes, dado que una mamá de 16 años es más bien una niña que mujer. Este texto espera poder mostrar el trabajo con el deseo o la falta de deseo en menores embarazadas y aportar cierta reflexión teórica a la diferencia que se impone entre ser madre y tener un hijo y la falta de coincidencia que, algunas veces se juega, entre ser mujer y la maternidad. Lo hace la autora des de su experiencia clínica... Un recorrido donde el alivio del sufrimiento no tiene que ver con aspirinas.
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