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Doña María Alfonso Meneses (h. 1260-1321) o María de Molina, como ha pasado a la historia, fue algo más que reina, madre y abuela de reyes: su marido Sancho IV, su hijo Fernando IV y su nieto Alfonso XI fueron deudores de su ejemplar fortaleza.
Le tocó vivir en una de las épocas más turbulentas de la historia castellana y, pese a su condición social, no gozó de una vida regalada. No sólo sufrió la guerra civil que llevó al trono a su impetuoso marido Sancho: viuda desde muy joven, tuvo que defender la corona de su hijo y después de su nieto de una nobleza excepcionalmente fortalecida, y a pesar de las convulsiones políticas del reino de Castilla, logró mantener el prestigio y la autoridad reales. Incansable luchadora, colaboró activamente en el gobierno de Sancho IV y actuó enérgicamente como regente durante las minorías de su hijo y su nieto, de modo que a su muerte había logrado consolidar la dinastía y mantener la integridad del reino. Su impresionante labor y sus grandes cualidades de gobernante hicieron que se ganara el respeto de sus súbditos y la consideración del resto de las monarquías de la época.
Amena y documentada, esta obra no es sólo un estudio sobre una figura excepcional; es también la mejor aproximación a una etapa de la historia de Castilla que, en sus convulsiones, preludia la posterior grandeza del reino.