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El gran oso Ernesto y la dulce ratita Celestina están otra vez aquí. Estos personajes fueron creados por la mano de una ilustradora capaz de trasladarnos a los ambientes más cálidos y a los sentimientos más hermosos. La sutileza del trazo trasmite con emoción y delicadeza la extraña unión estos dos animales humanizados que comparten, se aprecian y celebran siempre la vida.




Ernesto y Celestina ya han pasado a ser una pareja de personajes entrañables para los lectores. Al igual que Sapo y Sepo, o que los protagonistas de Janosch, estos dos animales que se quieren y se cuidan muestran cómo relacionarse con los demás y cómo respetar las diferencias. Ernesto es un oso grande que cuida de la pequeña ratita Celestina. Las cálidas ilustraciones, que muestran escenas domésticas, se concentran en la figura de los personajes, en sus gestos y en sus movimientos, y podemos ver la tristeza de Celestina en su rostro cuando, un día paseando por la nieve, pierde a su peluche favorito: un pingüino que la acompaña en todos los libros de esta serie. Ernesto va al camino a buscarlo, pero se ha roto y no se le ocurre otra cosa que comprarle varios peluches para que elija uno nuevo. Pero Celestina quiere su pingüino, así que le propone dibujar su peluche para coserle uno nuevo. ¡Qué buena idea! Ernesto cuelga todos los otros en el árbol de Navidad e invita a un motón de ratoncitos para repartir regalos y disfrutar de un día de fiesta. En otros libros de esta serie se mantiene la estructura de algo que ha pasado y que hay que arreglar, mientras se cuenta cómo se ayudan mutuamente.