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La señora Yumbo esperaba inquieta la llegada de su hijito. Cuando ya casi había perdido la esperanza apareció la cigüeña con un hatillo en su pico. Ante la mirada envidiosa de las otras elefantas, la señora Yumbo destapó al recién nacido: era precioso, pero... ¡tenía unas enormes orejas! Aunque la mamá de Dumbo no le díó importancia, los demás no aceptaron a Dumbo porque era diferente.
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