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La acción de El rey de las Dos Sicilias se sitúa en el momento del asesinato del archiduque Francisco Fernando, el 28 de junio de 1914, que desencadenó la Primera Guerra Mundial. La novela es un extraordinario fresco de una civilización agonizante, la evocación del fin de la monarquía austro-húngara que supuso también el fin del siglo XIX. El destino del imperio de los Habsburgo se refleja aquí en la suerte del héroe, Emil R., joven oficial austríaco, esteta refinado y perverso, que se sabe condenado a causa de su pasión por su hermana. En la zigzagueante intriga aparece un asesinato. ¿Acaso dicha muerte ha servido para saciar un amor incestuoso? Este réquiem grandioso donde lo irónico y lo trágico se flanquean es, a la vez, la exaltación del lenguaje, del mundo, de la historia... y la de su destrucción o, mejor, su volatilización absoluta. «Una de esas obras maestras cuyo descubrimiento deja en estado de trance... En la exploración de ambigüedades sentimentales y sexuales, ligada a la evocación de una época en vías de desaparición, están Proust, Musil, Svevo, Nabokov, Kusniewicz» (P. Ajame, Le Nouvel Observateur).
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