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Lul Mazreku sueña con ser actor. Tras no ser admitido en la Escuela de Arte Dramático, es reclutado para hacer el servicio militar en la región de Saranda, al borde del Adriático. Su misión, impedir la fuga constante de albaneses de la tiranía comunista de Enver Hoxha. En su vida aparece Vjollca Morina, una joven atractiva que trabaja en prácticas en la Banca Nacional. Su historia de amor se verá empañada por una trama de los servicios de seguridad, orquestada desde el gobierno, para impedir las masivas deserciones en período estival que tanto molestan al dictador, cuya sombra planea por todos los rincones del país como un big brother. El montaje de un castigo ejemplar se convertirá en un singular enredo que arrastra a Lul, a Vjollca y a la red de peculiares personajes que los rodean.

En Vida, representación y muerte de Lul Mazreku, Ismaíl Kadaré lleva a la ficción un hecho real, uno de los asesinatos de Estado del régimen dictatorial albanés, considerados más tarde como crímenes contra la humanidad. Un crimen travestido públicamente de espectáculo teatral, con evocaciones a La Ilíada y al héroe homérico Héctor, que aproximan este drama balcánico actual a las tragedias clásicas griegas, tan amadas por Kadaré y tan presentes en todas sus obras. Kadaré, a través de sus personajes, explora en lo más profundo del ser humano y en su comportamiento en momentos aciagos. Cómo se manifiesta ante un drama de este calibre, cómo actores y espectadores del mismo se dejan arrastrar por la hipnosis hasta confundir la realidad con la ficción.

Al margen de la tragedia, Vida, representación y muerte de Lul Mazreku, es una bella historia de amor que, entre la desesperanza, aporta un haz de luz a la «vida», a su «representación» e, incluso, a la «muerte».