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Las piedras de la Costa da Morte no son metáforas más que de su propia desnudez de siglos. Esta magia lítica tiene una de sus máximas expresiones en el «Santo dos croques» de la catedral compostelana, en el Pedrón, una roca que en Padrón (quizás de aquí su nombre) sirvió para amarrar la barca de piedra del apóstol Santiago. Pero igualmente en las piedras oscilantes de Muxía y Fisterra y tantas otras de efectos curativos que todavía existen, fundamentalmente relacionadas con la fertilidad. Más que desdeño hay que afirmar que hoy lo que se tiene es «desconocimiento», «ignorancia», incapacidad para extasiarse ante el contenido infinito del universo, a pesar de que la ciencia pretende hacerlo mensurable. La poesía como fuente permanente de sí misma se ha secado. Por ésta y otras razones más complejas hay que recurrir a materias y autores que le sirvan de guía para retomar tantas riquezas diversas y perdidas.
César Antonio Molina (A Coruña) autor de poemarios como Las ruinas del mundo, Para no ir a parte alguna u Olas en la noche; de ensayos como Nostalgia de la nada perdida o Sobre la inutilidad de la poesía; y de libros de relatos como Vivir sin ser visto o Regresar a donde no estuvimos; ha escrito una guía histórica, geográfica, antropológica, literaria, humana y espiritual, para conocer uno de los espacios míticos y legendarios de Europa: La Costa da Morte, Fisterra, el verdadero final del Camino de Santiago. El fotógrafo Xurxo Lobato, que entre otros premios ha recibido el Ortega y Gasset, ha puesto imagen a este recorrido.