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Estas líneas mías no pretenden ser un escrito especializado en la vida y en la obra de mi abuelo. Tampoco se trata de un desahogo sentimental: responden más bien a un deseo largamente alimentado de poder encontrarme con él y dialogar siquiera sea desde una dimensión que no es la física.
Así se expresa Pilar Altamira en la introducción de este texto emocionante que nos parece una lectura imprescindible. Este libro, símbolo de muchos días de esfuerzo, significa un compromiso y un riesgo importante que la autora ha asumido. Nadie mejor que ella, por su proximidad personal y su especial conexión con el eminente historiador y jurista Rafael Altamira y Crevea, podía mantener una conversación difícil pero no imposible desde la dimensión espiritual.
Con toda la fuerza del amor y del interés más profundo, Pilar Altamira penetra con sus preguntas en el terreno de los valores defendidos por su abuelo y comparte con él sus inquietudes en un diálogo que conmueve y llena de realidad nuestra entrañas. En el proceso de nuestra evolución, en el terreno del pensamiento político, de los derechos humanos, de la justicia y la libertad han destacado algunos individuos que, como la luz de un faro, han aportado talento, liderazgo y utopía, a ese gran esfuerzo colectivo. Rafael Altamira es uno de ellos. Todo lo que él significó y lo que significa, se trata en este libro que ha escrito su nieta Pilar Altamira. La autora llega con los zapatos manchados de polvo de utopía y la esencia de un hombre que caminó con tanta determinación que nunca fue alcanzado por la Historia.