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Imagina poder viajar en el tiempo. Imagina que despiertas y te encuentras a orillas del Nilo hace 3.200 años, en Tebas. Una procesión recorre la avenida de los carneros entre Luxor y Karnak. Los templos están en perfectas condiciones, hay sacerdotes por todas partes y están nerviosos porque el faraón ha venido desde su residencia habitual en Pi-Ramsés para las fiestas. La ciudad está engalanada, hay comida y bebida para todos. La ocasión nos dará la oportunidad de visitar los templos funerarios de la orilla occidental, y luego viajaremos arriba y abajo por el río, desde Asuán, donde se inician las crecidas, hasta Mennefer y los bosques de papiro del delta. El Imperio egipcio estaba su apogeo. Muchos de los monumentos ya eran milenarios, como las pirámides. En Tebas, el dios sol, Amón-Ra, reinaba representado en el faraón. Se levantaban templos y estatuas en su honor por todas partes. Los valles sagrados estaban repletos de tesoros que empezaban a ser codiciados, en los mercados se podían comprar perfumes y amuletos, y la cerveza especiada con miel y canela era estupenda acompañada de dátiles.
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