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Este es un libro de resistencia. Venera lo personal y celebra la subjetividad en un mundo donde algunas usan este término como una condena y como algo irrelevante. Esta afirmación de Saville Kushner, en el prólogo de esta obra, da fe del contenido de la misma. Es también un libro plural, ya que representa un coro de voces diferentes, tanto en cuanto a los protagonistas, los sujetos de las investigaciones que se presentan, como por las diferentes miradas de los autores de los distintos capítulos: sujetos escolares, escolares adultos, sujetos con capacidades diferentes, docentes universitarios, docentes en la escuela, menores infractores e inmigrantes mediadores. Son voces que nos hablan de realidades complejas que ponen de manifiesto el valor de la narración como interpretación de la realidad, mediante la cual podemos vivir y transformar nuestra propia historia, que no es sino la historia compartida de todas y de todos. También es un libro inacabado, ya que sólo en el lector, en el encuentro intersubjetivo, encuentra su significado.
Va dirigido, por tanto, a los que sienten y viven la educación como un compromiso personal, cultural y político. Estudiantes y profesionales pueden encontrar en él espejos donde mirar el mundo y huellas para interpretarlo. Pero también es una obra para los investigadores que se preocupan por las personas, y no tanto por los estándares de producción; y ello desde la rigurosidad epistemológica y conceptual.