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Este libro que tienes en tus manos, amigo lector, es el complemento necesario para conocer el pensamiento y la trayectoria vital del inmenso poeta de Taramancos.

Después de la identificación con la Tierra -y también con la tierra- de O tempo no espello, la saudade a la inversa de Cantos caucanos, la sensualidad intimista de As torres no ar, y la ironía requintada de Nova Crónica das Indias, aparece esta Obra viva que recoge los artículos de prensa, discursos, presentaciones..., fragmentos todos arrancados de la prosa cotidiana del poeta que, en ningún momento, desmerece del alto estilo al que nos tiene acostumbrados Avilés de Taramancos. De ahí que, incluso en los temas más elementales de la vida, el poeta trascienda, profundice y atraviese al otro lado de las cosas para ver, como en la luna, su cara oculta.

Con la humildad franciscana que siempre caracterizó a Avilés (el poeta-cavador) el libro tenía el título previo de "Letra miuda" pero con posterioridad, reflexionando a pesar de estar herido de muerte por el cáncer y la ingratitud, decide cambiarlo por Obra Viva.

Él sabía muy bien que la "obra viva" de un barco es la que no se ve, donde golpea el mar sin que se note, donde se pegan las lapas y los mejillones y donde verdean las algas con la humedad que endurece la madera y hace chirriar las cuadernas. Lo que permanece luego de deshacerse el navío cansado de tantas singladuras. Lo que no se pudre.