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«Murió durante el aterrizaje», dice Ella al principio de esta misteriosa novela. En un vuelo de Barcelona a Ámsterdam una joven holandesa y un abuelo extremeño se sientan en la misma fila y entablan conversación. Tras la repentina muerte del hombre, Ella, siguiendo un impulso, esconde la enigmática caja que Él iba a entregarle a su hijo y se marcha.
Él emigró a Holanda en los años sesenta para trabajar, se casó con una artista holandesa y tuvieron tres hijos. Después de quince años, la familia se traslada a Figueres. Ella trabaja en la hacienda holandesa. Durante el fin de semana busca a las personas que aparecen en una lista de cien nombres, con la esperanza de que una de ellas pueda proporcionarle la información que necesita.
La intrigante y obsesiva búsqueda que lleva a cabo la protagonista sumerge al lector en esas casualidades que marcan de forma irreversible nuestras vidas.
Con un estilo sencillo y cautivador, en esta segunda novela, Laia Fàbregas nos presenta una historia sobre coincidencias y accidentes, sobre la adaptación a un país nuevo y sobre la nostalgia, la soledad y el amor incondicional
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