En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
SUELE hablarse de poetas con "voz propia"; de Hugo Mujica (Buenos Aires, 1942) se debería decir, y se dice, que es un poeta con silencio propio. Es ese silencio que nos da a escuchar, y en el que nos escuchamos, lo que más singulariza su obra, así como lo que convoca a sus ya tantos lectores.
Después de seis años sin publicar poesía -toda su obra poética anterior fue recogida por Seix Barral de Argentina en Poesía completa 1983-2004- nos entrega este nuevo libro, que lejos de sorprendernos con novedades o quiebres, nos asombra revelando honduras.
También aquí el personaje de su poetizar pensante o su pensar poetizante -como diría Nietzsche- es la condición humana, la vida misma. Sin enjuiciarla simplemente la muestra, y nos hace ver en su desnudez -la que a todos nos asemeja- lo que no solemos ver: el abismo de belleza y misterio sobre el que pendemos, desde el cual brotamos, hacia el que marchamos. Y esto mismo en sus palabras:
Hay vidas en las que el alma se abre más hondo que donde esas vidas laten, se abre como un relámpago sin cielo ni trueno, como una herida sin pecho o un abismo donde la belleza es alba.
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