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El Espíritu Santo es ser representado por actores y demonios, que con los mismos se han visto en sus adentros. Siendo teatro, es un guiño insignificante hacia nosotros, el aburrimiento de tales espíritus, es el arte en el mundo a apariencias urbanas por almas, cual obra profesada desde ansias moribundas en arte.
Un libro de lágrimas rotas y reproches, y yo, aconsejando de él, demencia mundana a la gran cruz en su destrucción pródiga.
De miradas, Sequera desentierra tempos a una luz misma por inexistente que amada, muerte negra al ensueño de piel mediante el sufrimiento deseado a tan
voluntad, a alma viva y, ante todo, existencial soledad, inadvertida e inadvertida, la totalidad, son conexiones metafísicas de la verdad.
De la verdad, de la misma, oscurecidas la especie, y la muerte, el juego que queda seducido en sí mismo para la fraternidad y la mentira universales.
Daniel Sequera (Daniel Perogil Martín), natural de la Villa de Madrid,
nació el 22 de julio del año 1977 en Santa Cristina, ya desaparecida.
Aquí presenta su primera obra dramática, profesada entre mayo de
2008 y julio de 2009. Originalmente titulada Jehová, dos años más
tarde cambió su nombre por The Sacred Espíritu (Jehová). Las
influencias vienen de la mano de autores como William Shakespeare,
Charles Baudelaire, Jean Arthur Rimbaud Cuif, Cayo Valerio Cátulo y
algunos otros, como Paul Verlaine, Johann Wolfgang von Goethe,
Dante Alighieri (subconscientemente), Federico García Lorca y los
evangelistas, especialmente san Juan. Las obras más importantes para
la creación de The Sacred Espíritu (Jehová) fueron Coriolano y Las
flores del mal. Este título pretende dejar patente el dominio de
nuestro lenguaje por encima de cualquier otro.