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Entre 1808 y 1868 tuvo lugar el definitivo asalto liberal a las instituciones todavía vigentes del Antiguo Régimen. Éste se mantuvo formalmente hasta 1833, tras los sucesivos intentos de consolidar un entorno institucional basado e la propiedad privada, la igualdad de los ciudadanos ante la ley y la división de poderes. Cuando se despejaron estas incógnitas tuvieron lugar esfuerzos para remover los obstáculos que permitiesen hacer crecer la renta y la producción, pero aquellos, con ser importantes, no consiguieron que tras la crisis económica de 1866 las diferencias entre la economía española y los niveles de desarrollo conseguidos por los países más avanzados de Europa (Inglaterra, Alemania, Francia) se acortasen.
Este libro explica cómo se intentó, por parte de los liberales, poner en marcha el proceso de aumento del producto agrario e industrial así como los relativamente pobres avances conseguidos. Por otra parte también se narran los intentos de creación de un mercado de capitales, un sistema financiero y de transportes--basado en el ferrocarril--que acompañaran y favoreciesen el crecimiento económico.
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