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El arrepentimiento suele llegar tarde, y eso cuando llega.
Pero no sabemos si los jóvenes cuyas tribulaciones se
cuentan aquí son realmente insensatos, egoístas, crueles,
retorcidos e incapaces de sentir empatía y contrición, o
solo se esmeran por parecerlo. A veces, entre las clases y
los exámenes, las visitas al psicólogo, las muchas drogas
y el poco o mal sexo, uno diría que hasta se interrogan
moralmente. La respuesta: «No sabe, no contesta».

Esta especie de diario ficcional, escrito por
un tal Jasper, da cuenta de una perspectiva descarnada,
adolescente pero un poco resabiada, necesariamente irónica,
a veces tierna y, sobre todo, humorística.

Jasper es un aspirante a novelista, que escribe cuando
no está haciendo las cosas ilegales arriba mencionadas,
o pasando el rato con su amiga Tenaya, que es un poco
mejor persona que él y más sensible ante la depresión,
la automutilación y el suicidio de los compañeros de instituto.
Claro que Jasper también se pasa buena parte del día intentado
ver partes sexuales por alguna webcam instalada en el cuarto mundo.
Y eso sin pagar.

Se trata, pues, de un gran observador, aunque Jasper
apenas adolezcaante lo que ve. Claro, quizá lo suyo sea
una máscara, y cabría preguntarse qué queda, si es que
algo queda, cuando alguien se quita la máscara. Pero
preguntarse tal cosa sería arrebatarle la gracia a este
hilarante acto literario, recomendable para jóvenes y
ancianos por igual. Al fin y al cabo, nadie está preparado
para la adolescencia. Y de eso todos se acuerdan.