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Al Qaeda ha convertido a España en su base principal en Europa. Gracias a la inmigración, la proximidad a África y la desaparición de las fronteras europeas varios miles de radicales islamistas se han asentado en España. Algunos son ex muyahidin que combatieron o se entrenaron en campos terroristas en Afganistán, Bosnia o Chechenia; otros, simpatizantes de la corriente salafista que financia a las células nacidas en los alrededores de algunas mezquitas. Desde hace años, el periodista de investigación José María Irujo venía advirtiendo, ante el escepticismo de muchos, de la formidable presencia de Al Qaeda en territorio español, de las conexiones de las células locales con el 11-S y los atentados de Casablanca, y del riesgo de un ataque terrorista. Irujo describe ahora, con rigor y sin concesiones a la fabulación, cómo se gestó y desarrolló el grupo de terroristas que colaboró en estos atentados y protagonizó después el 11-M. Revela con todo detalle cuándo y por qué se organizaron los ataques y descubre a los que movieron los hilos de una criatura que se transformó en monstruo ante la pasividad de la policía y la indiferencia e incredulidad del Gobierno y la clase política. La semilla de la yihad se plantó hace más de una década por todo el país. La amenaza continúa.
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