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España 2010. Las agencias calificadoras acorralan a la economía española. Pero una de ellas, la más importante, necesita durante unos días 200 kilos de oro para calmar a sus clientes. Y no los tendrá a tiempo, distraidos en otras inversiones. España se los puede prestar, a cambio de un trato favorable. Pero no oficialmente. En otras palabras, hay que robar el oro, depositado en la cámara acorazada del Banco de España, a 36 metros bajo tierra, trasladarla a Suiza y luego devolverlo, sin que nadie se entere. Por lo que la operación debe ser llevada a cabo por un reducido grupo de aventureros con un plan elaborado sobre la marcha. ¿Lo conseguirán? Una historia que podría definirse como de política-ficción y thriller financiero, porque es ambas cosas, pero las trasciende para convertirse en una de esas fascinantes novelas sobre robos que parecen imposibles, pero tal vez no lo sean. Sempere, más que mezclar tópicos del género, los utiliza para construir una historia que resulta creíble porque en estos tiempos la mejor ficción suele quedarse corta frente a una realidad que se parece, cada vez más, a una novela negra.
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