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Abierto al público en 1819, el Museo del Prado no es sólo en sí un producto romántico, sino que el esplendor de la Escuela Española, cobijada en dicha institución y, antes de fundación de ésta, apenas conocida y valorada allende nuestras fronteras, fue asimismo un descubrimiento aireado por los románticos europeos. En esta misma línea, es significativo que dos de los directores más ilustres que rigieron el destino del Museo del Prado durante el siglo XIX, los pintores José de Madrazo y Agudo y su hijo Federico de Madrazo y Kuntz, fueran respectivamente discípulos de Jacques-Louis David y de Ingres. Tampoco se puede obviar que el, sin duda, más influyente pintor español de nuestra época, Francisco de Goya, fallecido nueve años después de inaugurarse el Museo del Prado, mostrase su obra en esta institución desde su origen. Este nuevo tomo de la Fundación Amigos del Museo del Prado pretende relacionar estrechamente el arte romántico realizado dentro y fuera de España, además de profundizar en todos los debates estéticos, artísticos, culturales y sociales que surgieron durante la feraz e intensa era romántica, contando para ello con la colaboración de los mejores especialistas de todo el mundo en dichas materias.
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