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De las grisáceas playas del Adriático, Misty se ha trasladado a Londres. Tiene veinticinco años y se gana la vida prestando servicios a domicilio: alquila su mirada a señoras exhibicionistas que se masajean los pechos bajo la ducha, proporciona plátanos a los masoquistas solitarios en el corazón de la noche. En una lengua refractaria y alucinante, Isabella Santacroce ha escrito una novela profundamente nihilista, hiperconsumista, inspirada en todas las manifestaciones más explosivas de la cultura antagonista contemporánea. Y, sobre todo, ha dado vida a la irresistible Misty: una callgirl a veces un poco casta y a veces no, que se viste de cuero, tul y látex, bebe indistintamente elixires bucales y hiperalcoholes y lee manga mientras el aerosol fumiga drogas sintéticas y los auriculares bombean música dub, Massive Attack, Smash- ing Pumpkins, Hole, Nick Cave. Misty es una heroína anárquica, tierna, furiosa, hermana de las chicas malas y apocalípticas que desde hace algún tiempo pululan por los cómics, películas, discos y dibujos animados más desaforados: Tank Girl, Courtney Love, Vampirella, Spray Liz, Juliette Lewis, Gotaman, Legs Weaver, P. J. Harvey, Cybersix, Barb-Wire...
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