En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
El magnífico título prestado por Adrienne Rich vino a mi mente desde que leí este libro, en su forma inicial de tesis. ¿Por qué razón? Porque se trata precisamente de una investigación que pretende desvelar unos cuantos secretos, levantar un montón de silencios, establecer un conjunto de verdades. Y lo hace sobre uno de los temas que más nos importan y que, al mismo tiempo, sigue prisionero de un gran número de tabúes y prejuicios que nos impiden conocer con claridad la situación actual de su desarrollo.Seamos claros: si hay algo que preocupa de verdad a los seres humanos, que puede hacerles sumamente felices o sumamente desgraciados, esto es el amor, y especialmente el amor unido a la sexualidad. Hoy lo sabemos. Probablemente siempre lo hemos sabido, pero, por lo menos en nuestra cultura cristiana y me temo que no es la única- siempre se ha silenciado, se ha reprimido y ocultado la necesidad de amor, el deseo de sexo. Una madre podía hablar con su hija durante horas respecto de cómo limpiar la casa, como hacer un bordado primoroso, como cocinar platos deliciosos; sin embargo una conversación franca entre madre e hija sobre sexualidad ha sido algo tan insólito hasta fechas recientes que probable-mente hallaríamos poquísimas mujeres que las hayan mantenido. Por lo menos, esta es mi experiencia después de haber hablado de estos temas con muchas de ellas. Y en cuanto a los hombres, por lo que sabemos las conversaciones con los padres han sido igualmente inexistentes, y la educación sexual se ha confiado a menudo a primeras experiencias con pros¬titutas, esperando que con ello ya aprendieran cuanto necesitaban. ¡Y así nos ha ido a unos y a otras!.Hoy sabemos la enorme importancia que tienen para nuestra vida los afectos y la sexualidad. Pero hubo que esperar a Freud, en un tiempo que para la humanidad es ayer mismo, para que ello se dijera en voz alta, con toda claridad, y para intentar mover la losa que cubría tal verdad. Y en los años transcurridos desde entonces, muchas cosas han cambiado, y, sin embargo, en demasiados aspectos sigue el silencio, la imposición, la ignorancia. En una sociedad que pretendemos del conocimiento, seguimos rodeando de errores y malos entendidos el ámbito de los afectos y los impulsos eróticos.
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