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La respuesta al estrés es una manifestación de nuestro organismo a una amenaza exterior, por lo que la función principal es la de adaptarse para poder lograr un rendimiento máximo con el que salir de esta situación. En este caso, aumenta la tensión muscular y la sangre es bombeada con mayor frecuencia y fuerza. Los niveles de catecolaminas aumentan de forma brusca y transitoria, hasta que cede la situación de peligro y todo vuelve a su estado anterior. La persistencia de esta respuesta al estrés, en el momento en que desaparece la causa que la provoca o también su aparición desproporcionada ante situaciones que no son aparentemente de riesgo, constituye la base de la ansiedad. Esta ansiedad está caracterizada por la persistencia de la acción catecolaminérgica, dado que implica unos cambios conductuales y físicos. Esta persistencia no sólo produce sufrimiento y malestar, sino que empeora el pronóstico de una buena parte de las enfermedades comórbidas. Los trastornos de ansiedad constituyen, sin duda, la patología mental más frecuente en la práctica del médico de familia. A lo largo de esta obra, el lector encontrará los aspectos conceptuales necesarios, las herramientas de diagnóstico, las vías de evaluación y los principios terapéuticos fundamentales para hacer frente a este desafío de la vida diaria.