En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Fernando Martín no olvidará fácilmente las navidades que acaban de comenzar. Para empezar, unas horas antes de la cena de Nochebuena recibe la noticia de que Sara, su novia, su Gran Amor; no podrá volar desde Nueva York a Madrid para pasar el fin de año junto a él tal y como le había prometido. Así que, abatido por una inabarcable sensación de angustia y desamparo, Fernando sale a caminar sin rumbo fijo después de medianoche, para acabar sentándose en un banco del Paseo del Prado donde, sin saber cómo, tiene un encuentro insólito con un personaje al que Fernando admira desde que siendo niño iba al viejo Pabellón de la Ciudad Deportiva del Real Madrid con su padre. Nada descabellado por otra parte si no fuese por un pequeño matiz: dicho personaje lleva más de veinte años muerto. ¿O tal vez no?Pero los problemas y los encuentros delirantes no han hecho más que comenzar. A la mañana siguiente, la de Navidad, Fernando recibe la inusual, por solitaria, visita de su atribulado padre, que después de muchos circunloquios, incluidos un par de momentos de lo más caricaturescos, le confiesa que está en un verdadero apuro económico y que necesita de su ayuda. Y por si todo esto fuera poco, dos días más tarde tan sólo, Laura, su exnovia, el gran amor de sus años universitarios, le invita a cenar por sorpresa para confesarle que va a casarse. ¿O tal vez no?Así las cosas y superado tanto por los acontecimientos como por la intensidad de sus emociones hacia todo lo que está sucediendo, Fernando Martín se va a precipitar hacia una cada vez más confusa tela de araña de situaciones embarazosas y sentimientos contradictorios que acabarán generándole la sensación de haber llegado a un verdadero callejón sin salida? al menos hasta que otro encuentro insólito, éste la madrugada de Año Nuevo, termine por poner orden en su vida. O al menos le ofrecerá una salida airosa. Nada descabellado tampoco si no fuese por otro pequeño matiz: esta inesperada y disparatada reunión que tiene lugar a la luz de una farola es con alguien que Fernando siempre pensó que no existía. Pero tal vez sí.
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