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Cumplida su tarea de resolver el caso de las minas de azogue de Almadén -tema de El enviado del rey, la primera novela de Manuel Lozano Leyva-, don Álvaro de Soler, hombre de plena confianza del marqués de la Ensenada y soldado curtido en varias batallas de ultramar, embarca en esta ocasión rumbo a Filipinas con una nueva y apasionante misión.

Tras una larga travesía marítima -desde Cuba hasta Tahití, pasando por Brasil y la Patagonia-, repleta de paisajes deslumbrantes y una sorprendente aventura amorosa, don Álvaro llega a la colonia el año 1754, cuando la situación política y social en Filipinas empieza a hacerse insostenible. El marqués de Ovando, gobernador de las islas, planea la expulsión masiva de los sangleyes gentiles, chinos no conversos que dominan la actividad económica. Como quiera que esta solución requeriría una campaña militar tan cruenta como costosa, el marqués de la Ensenada ha encomendado a don Álvaro infiltrarse en la hermética

y poderosa trama de los sangleyes y descubrir sus verdaderos propósitos, intentando evitar así el derramamiento de sangre.

En este nuevo y exótico escenario, el inefable don Álvaro de Soler, acompañado del capitán Dávila, demuestra poseer esa sabia combinación de pundonor, picaresca y la dosis suficiente de valor que le permite salir airoso de las situaciones más imprevisibles. Con esta segunda actuación de su carismático héroe, Manuel Lozano Leyva se reafirma como uno de los narradores españoles de aventuras históricas más originales del momento.