Comentarios
El centenario de Angel Herrera Oria, seglar, sacerdote, obispo y cardenal, nó podía pasar inadvertido para la BAC; entre otras razones, porque Angel Herrera tomó parte decisiva en la fundación de la Biblioteca de Autores Cristianos y en la determinación de los grandes criterios rectores de la misma. A esto hay que añadir el hecho de que, en el panorama de la España moderna, Angel Herrera es una de las personalidades que han dejado honda huella en nuestra sociedad y de las que más han contribuido a la renovación del catolicismo español contemporáneo.
García Escudero contribuye a honrar la memoria de Herrera en este año, en que se cumplen los cien de su nacimiento, con una Antología de su pensamiento y con estas Conversaciones, en las que, después de recoger el testimonio de sus grandes colaboradores fallecidos, como José María Gil Robles, Alberto Martín Artajo y José María Pemán, entre otros, se entrevista con cincuenta y dos personas que le conocieron y pueden transmitir ese latido humano que ningún documento recogerá jamás. Con la excepción del empresario José María Aguirre, el teólogo Miguel Benzo y el economista Román Perpiñá, cuyos testimonios por sus características se han incorporado a la introducción, los de-más, hasta el número citado, se suceden en una relación que inicia Abelardo Algora y finaliza con Fermín Zelada, como un caleidoscopio cuyo resultado es una riqueza de matices en el retrato de Herrera que de otra forma no se habría logrado, pues todos, dentro del respeto común por la figura evocada, han entendido que el mejor homenaje a los grandes hombres es la verdad.
Hombres de Iglesia como monseñor Benavent, que además prologa el libro; el cardenal Tarancón, el arzobispo Romero de Lema y los obispos González Moralejo y Guix; los presidentes sucesivos de la Asociación Católica de Propagandistas, la primera obra de Herrera; colaboradores suyos en sus instituciones periodísticas, culturales y sociales; políticos como Leopoldo Calvo-Sotelo, Fraga, Osorio, Ruiz Giménez y Federico Silva; ex ministros, hombres de empresa y del trabajo, del mundo de la cultura y del periodismo; adversarios políticos como Sainz Rodríguez y Eugenio Vegas, componen el cuadro del que podríamos llamar el mundo de Herrera, que es como decir parte fundamental de la España en que Herrera vivió y a la que en tantos aspectos positivos transformó.
