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La vida de Silvia Salgado cambió de manera abrupta durante su infancia. Ella y su vecina Beatriz fueron secuestradas de un elegante edificio situado en la calle Alfonso XII, un hecho que conmocionó a la opinión pública del Madrid de finales de los 60. Nunca se detuvo a los culpables, Silvia tampoco los delató, por lo que la prensa de la época llegó a preguntarse qué relación unía a las dos muchachas con sus secuestradores.
Desde entonces, Silvia se ha visto obligada a convivir con un secreto que la ha ido consumiendo poco a poco y le ha granjeado la desconfianza de aquellos que la rodean. Pero hoy Silvia está dispuesta a sacar a la luz toda la verdad. Una trama que va más allá de un burdo secuestro y que involucra al SECED, los servicios secretos dirigidos por Carrero Blanco, y señala a toda la estructura política nacional e internacional de la época.
Alicia Huerta, con Los nombres que jamás serán pronunciados, se nos revela como una de las nuevas voces de la literatura contemporánea y expone sin rodeos uno de los mayores horrores que aún hoy sacude nuestra sociedad: la venta al mejor postor de niños robados.
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