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Un paseante, que da señales de ser bastante sabio, recibe susurros y murmullos de un arroyo que le llevan a desenterrar una extraña caja. Allí encuentra envueltos cinco frascos que contienen ungüentos con efectos mágicos. Cada vez que los usa le dan poderes especiales, y en principio benéficos, para entender, por ejemplo, las extrañas conversaciones de los búhos o las divertidísimas divagaciones de un gato. Diversas criaturas de apariencia amistosa están empeñadas secretamente en impedirle que acceda a ese mundo. ¿Qué historia tan extraña contienen estos cinco frascos para que estas criaturas no duden en lanzar el escalofriante ataque de la "bola de murciélagos", de acechar con la temible "columna de niebla" o usar sus artimañas como buhoneros fantasmales?
El medievalista y folclorista victoriano, Montague Rhodes James, considerado el gran padre de la literatura de fantasmas y autor de los mejores clásicos del género, concibió la trama de Los cinco frascos en 1916 y decidió escribirla como regalo para su pupila Jane MacBryde. Berenice publica por primera vez en español este clásico del género fantástico juvenil, y lo acompaña en apéndices con el relato "El campo de juegos después de anochecido", que según todos los especialistas en M.R. James, "debe ser leído como una especie de complemento a Los cinco frascos...". En la estela de obras maestras como las Fantasías de George MacDonald o Alicia en el País de las maravillas de Lewis Carroll, esta historia de espectros, en principio escrita para niños y jóvenes, tiene todos los ingredientes para emocionar a lectores de todas las edades.
«Una deliciosa fantasía juvenil, Los cinco frascos, llena de presagios espectrales.» H. P. Lovecraft
"Monty es recordado hoy por sus historias de fantasmas. Son enteramente suyas, escritas de forma irresistiblemente atractiva, de conformidad con las normas que él mismo había establecido para ellas." Penelope Fitzgerald
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