En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Hubo una vez un rey cuya mirada sobrecogía a quienes por primera vez se presentaban ante él; un rey que gobernó un gran imperio, extendido sobre "tierras firmes e islas" de los cuatro continentes conocidos, divididas por mares y océanos del mismo color azul grisaceo que sus ojos. Tan grandes eran sus posesiones que nunca pudo verlas todas en persona, pero sí leyó decenas de miles de cartas y de libros, donde los monumentos, los paisajes y los deseos y problemas de sus habitantes se materializaban ante su mirada día tras día. Sus ojos, al leer, no eran menos escrutadores que ante cualquiera de sus súbditos. Cuentan que santa Teresa de Jesús palideció en su audiencia ante el monarca, pero no fue la única. Los contemporáneos describen como los predicadores enmudecían, los suplicantes se tiraban al suelo y los hidalgos olvidaban (ante aquella mirada) el negocio que los había traído hasta el monarca.
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.