En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
La cabaña de El Enebral es el observatorio privilegiado de Antonio Pérez Henares. Desde aquí, desde este plácido lugar alejado de rutas y caminos, de toda suerte de incordios y el estresante ajetreo de lo urbano, y tránsito obligado para la vida terrestre y alada de la zona, construye con mimo su obra más personal y literaria. Pérez Henares comparte con nosotros su diario de campo, páginas en las que observa y reescribe aquello que permanece a menudo vedado a nuestros ojos, o en lo que no solemos reparar: el ciclo mágico de la vida animal, con su trasiego de jabalíes, corzos, zorros o águilas; el sereno panorama de enebros, sabinas, encinas, retamas, aliagas y romeros; el frágil equilibrio de las abejas, tan preocupante; la fidelidad inquebrantable del perro; la cercanía del huerto, la caza respetuosa con el medio; la luz y la oscuridad, el silencio y el grito, el nacimiento y la muerte.
"El sonido de la tierra" irradia la honda pasión de su autor por la Naturaleza, en el mismo paisaje del que brotaron los personajes de la célebre trilogía Nublares o su más reciente y aclamado éxito, La tierra de Álvar Fáñez.
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.