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¿Sabía usted que, hasta el establecimiento del sistema métrico decimal era más rápido pesar las monedas que contarlas en algunos lugares se pagaba el impuesto con un jamón de cerdo al que se le llamaba «pierna» los frailes del monasterio de Guadalupe recogían el diezmo de la viña antes del rezo del Ave María y en el habla catalana, hacia 1920, los payeses al contar no pasaban de novecientos a mil, sino que decían «diez cientos», «once cientos» y que una ley de 1801 dispuso que las medidas de capacidad oficiales fueran a partir de ese momento de metal en lugar de barro. El autor de este curioso e interesante libro nos lleva de la mano, con erudición pero también con sencillez, por la historia de las unidades de medida antiguas. Se apoya en fuentes sobre todo medievales para abordar el hecho cultural de las mismas, así como en etimologías, dataciones, particularidades de cada región española, del modo de vivir de sus habitantes, de sus actividades laborales El texto se completa con numerosas ilustraciones que nos ayudan a comprender mejor los patrones e instrumentos tradicionales fanega, celemín, dinarada, arroba, paso, haz para medir, pesar, contar y agrupar.
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