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H. C. Andersen transformó por su cuenta toda la prosa nórdica. No en sus novelas ni en sus piezas dramáticas. Lo hizo en sus cuentos. Ese estilo a sacudidas, rítmico, lógicamente irracional, peligroso, extraordinariamente vivo, nacido de la lengua hablada, rompió toda la gran tradición de la prosa nórdica Andersen fue el genial pionero que abrió el camino a una nueva prosa. Tendría muchos discípulos. August Strindberg aprendió a escribir su prosa en Hans Christian Andersen: muchas veces lo ha testimoniado y es fácil comprobarlo si se observa con atención. Él a su vez creó nuestra prosa sueca moderna. Había elegido el mejor modelo posible. El señor Andersen tenía dos idiomas. Uno sacado del pueblo, de su propia vida, de la lengua hablada, y de su inimitable sentido del ritmo. Ese idioma lo convirtió, para su asombro, en una celebridad mundial. Él creía que los cuentos no eran literatura de verdad. No eran arte. El otro idioma, el del buen gusto, el elegante, era el que utilizaba en sus tozudos intentos de ser mundialmente conocido. Un idioma, sí, eso es, completamente muerto.. Fragmento de "De la vida de las lombrices"
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