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Los textos mágicos de los papiros procedentes de Egipto, nacidos en el ambiente multicultural de época imperial romana (la mayoría entre los siglos I a IV d. C.), ponen ante nuestros ojos una fascinante combinación de anhelos, inquietudes y preocupaciones de los habitantes de ese territorio, junto con una extraordinaria con fianza en el poder de la magia para hacer que los dioses atiendan esas necesidades. Es sorprendente la confianza que estos textos reflejan en el poder de la palabra para persuadir a los dioses y someter la naturaleza (fórmulas, plegarias, combinaciones de sonidos y nombres enigmáticos), la seguridad con que se confía en que las prácticas recomendadas (que hay que ejecutar con precisión) consigan los efectos más diversos: la satisfacción de la pasión sexual, la predicción del futuro, la localización de un ladrón, la posesión del antídoto más eficaz, del remedio más certero, del veneno más poderoso, la invisibilidad, la servidumbre de la propia sombra, la victoria, el éxito y, por qué no, hasta la inmortalidad. De esos textos, de su preparación, sus protagonistas, sus destinatarios, sus hechizos y recursos hablan estas páginas que nos orientan por esos caminos que van de lo más simple y cotidiano a la comunicación sublime con lo divino.