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Jesucristo, el Mesías, regresará a la Tierra. Lo hará sobre la región de Oriente Medio. Allí han sido convocados los actores principales que intervendrán en el momento del fin. Por un lado, el ejército de la bestia, dirigido por el Nuevo Orden Mundial, con su bloque Católico Romano, y por otro Rusia (Gog), formando coalició n con Irán, Etiopía, Libia, Turquía y otros. Irán, está en disposición de desarrollar una bomba nuclear con tecnología rusa. Es fácil dilucidar cuál es su mayor y mejor motivación, solo es necesario escuchar con atención a su presidente para comprender su odio exacerbado al pueblo de Israel, el pueblo de Dios. Por lo tanto me atrevo a conjeturar que Israel dará el primer paso para abatir a su peor enemigo. Cuando eso suceda, Rusia entrará en escena bélica para defender a su aliado. Todo indica que la región de Oriente Medio será arrasada, que los dos ejércitos contenderán por la supremacía mundial. El ejército del Anticristo saldrá airoso, pero Dios lo aniquilará en Jerusalén; donde habrá tenido lugar la culminación de la apostasía, que no es otra cosa que un pacto entre las tres religiones predominantes en Israel: la judaica, la musulmana y la cristiana; para que los que gobiernan en las tinieblas, reconstruyan el Templo de Jerusalén en el Domo de la Roca; promovido por el Papa de Roma, de modo que él pueda sentarse allí y ser el hombre de pecado, en la confirmación de la abominación desoladora de la que habla el profeta Daniel. El Vaticano tiene un papel señalado en esta historia, y me temo, que un trágico final.