En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Las páginas que siguen no pretenden caer en los extremos del de nuestro (que sigue siendo habitual) ni de una especie de neohagiografía. De ellas no sale un Carlos bueno ni malo, sino el que se descubre del estudio de fuentes contrastadas, de documentación directa y personal, de materiales proporcionados por ataques, defensa s y por las monografias con rigor histórico. El lector podrá constatar limitaciones, vacíos por ahora irrellenables y que los asuntos que se ventilaron (bien o mal) en aquella Corte, muy diferente de la de Carlos iii, no se redujeron a enredos de alcoba, de la alcoba de la reina, sin que Carlos IV se enterase de nada.
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