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Fruto del Romanticismo literario se desarrolla en el siglo XIX la mitificación de al-Andalus. Desde entonces, dos imágenes por igual hipertrofiadas tienden a representar en exclusiva esta faceta de la Historia de España. Y si bien hoy en día nadie sostiene en serio que ignorancia, despoblación y desertización africanas fueran el corolario inevitable de la invasión musulmana, por el contrario-y por razones muy de momento- sí subsiste una corriente publicística que no se contenta con embellecer en su magín los surtidores del Generalife con bancos o jardines de hace cuatro días, insconsciente del daño que a la propia comprensión han perpetrado los malos poetas y va mucho más lejos, manteniendo que un al-Andalus superior, refinado y culto sucumbió ante unos cristianos bárbaros, ignorantes y torpes. La idealización maurófila, al retomar para la Hispania musulmana dos de los mitos más caros al eurocentrismo (el del Buen Salvaje y el del Paraíso Perdido), trasluce una actitud que se sale del terreno del análisis racional de la sociedad y de la Historia y se hunde en el de la fe o las creencias religiosas.
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