En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
En 1958, cuando las democracias occidentales ya habían renunciado a incordiar al régimen franquista, los opositores a la dictadura se movían en las sombras para sacudirse de encima ese manto gris de silencio, castigo, terror, sospechas, mediocridad y represión. Las cárceles, como la de Torrero, se llenaron de luchadores por la libertad, acusados de "propaganda ilegal", "rebelión", "injurias al jefe del Estado", "comunismo" o "asociación ilícita". A la cultura del miedo impuesta por Franco se rebelaron estudiantes, obreros, políticos socialistas o comunistas en la clandestinidad, sindicalistas, profesores, cantautores y hasta muchos sacerdotes que estaban hartos de dar cobijo al odio en sus parroquias. El coste de la libertad es una magnífica crónica de aquellos durísimos años. El libro coordinado por el profesor universitario Alberto Sabio Alcutén, que describe con precisión aquella lucha, posee un título adicional: Presos políticos, represión y censura en Zaragoza (1958-1977). Da una idea exacta de cómo muchos militantes anónimos labraron con su sangre y sus lágrimas las semillas de la futura Transición.
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.