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«Mi abuelo tenía un gran sentido del humor. Decía que había nacido kurdo en una tierra libre. Luego llegaron los otomanos y le dijeron: Tú eres otomano. [...] Cuando el Imperio otomano cayó, pasó a ser turco. Los turcos se fueron y él volvió a ser kurdo en el reino de Sheik Mahmud, rey de los kurdos. Al llegar los ingleses, mi abuelo se convirtió en súbdito de Su Graciosa Majestad, e incluso aprendió algunas palabras inglesas. Los ingleses inventaron Irak. Mi abuelo se convirtió en iraquí, pero jamás llegó a comprender el enigma de aquella nueva palabra, Irak, y, hasta su último aliento, nunca se sintió orgulloso de ser iraquí.» El fusil de mi padre es la historia real de un niño que vive las situaciones más adversas pero que conserva siempre las ganas de vivir, el humor y los sueños. Mientras tanto, su padre tiene a punto un viejo fusil ruso, un primo adiestra palomas acrobáticas y un hermano lucha en las montañas.
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