En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Vivimos en un mundo que ha hecho de la ley el marco que define lo que es pensable e impensable, decible e indecible, posible e imposible en él. Sin la ley, sin el pensamiento que la acompaña y que instaura el deber como categoría cardinal del pensamiento y la acción, no habría para nosotros necesidad alguna. Sin embargo, muchas tradiciones y muchos pueblos han vivido sin esta exigencia, o han vivido plegándola en direcciones inauditas, extrañas, inusuales, incompatibles con las lecciones que Occidente ha extraído de ella. Frente al fracaso cada día más evidente del pensamiento europeo de la ley, acaso sea hora de reconciliarnos con esas maneras de proceder olvidadas, con esos regímenes de organización de las relaciones apoyados en categorías muy distintas a la de norma. Acaso sea hora de dedicarnos a examinar lo que existió durante tanto tiempo (y todavía existe) al margen de la ley, a su lado, en sus márgenes o sus olvidos, y que permite inventar otras relaciones, otros ordenamientos, otras configuraciones colectivas. Acaso sea hora de reflexionar sobre un después de la ley que se alimente de todo lo que e
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